viernes, 24 de octubre de 2008

La confianza perdida

Cuando Anthony Giddens definía la modernidad, siempre hacia referencia a los sistemas fiables, como punto indispensable sobre el que se sustenta la sociedad contemporánea. Para él, los sistemas fiables son aquellos que damos como ciertos y que no ponemos en cuestión aunque no conozcamos su funcionamiento interno, ya que la interacción dentro de nuestra sociedad depende de ellos. Un buen ejemplo de estos sistemas es la sanidad. Cuando vamos al médico, confiamos en que lo que él dice es lo mejor para nosotros ya que es un experto y no es necesario que sepamos de medicina para que nos curemos una dolencia, a nadie ajeno al mundo de la medicina, se le ocurriría, estando en su sano juicio, entrar en un debate con el médico sobre el diagnóstico o el tipo de tratamiento adecuado. Confiamos en su criterio y aunque somos conscientes de que no es infalible, tenemos una alta confianza en ello. Lo mismo podría decirse de los pilotos de avión o de tren, de los ingenieros de caminos, de los arquitectos, etc.

Vivimos rodeados de sistemas fiables y nuestra sociedad se basa en la existencia de los mismos, ya que sería imposible que todos supiésemos de todo y que además fuésemos expertos, pero es que aunque fuese posible que todos supiésemos de todo, sería inviable física y psicológicamente que constantemente estuviésemos poniendo en duda todo conocimiento que no viniese de nosotros, pero voy más allá, los sistemas fiables son naturales. Desde los jefes de tribu y los chamanes de culturas antiguas donde cada uno representaba una experiencia superior al resto en su sector de conocimiento, a las colonias de hormigas que se distribuyen el trabajo por capacidades, todos los sistemas sociales comparten una confianza innata en los sistemas fiables que es la base del funcionamiento de esa sociedad.

La peculiaridad de las sociedades humanas, está en que esos sistemas fiables van cambiando a lo largo de la historia, generando diferentes tipos de organización social. El cambio de organización social, se puede dar por varias circunstancias, pero las dos más importantes a mi entender son: Por colonización de otra cultura con diferentes sistemas fiables, como por ejemplo, la invasión árabe de la península ibérica o la colonización por parte de España, de Sudamérica; o por una ruptura grave de la confianza hacia sus propios sistemas fiables, por parte de una sociedad, como por ejemplo la revolución rusa o francesa, que fueron procesos rápidos y traumáticos o procesos más lentos como la implantación del capitalismo liberal, que vino de mano de un cambio de pensamiento como fue la implantación de la ética protestante, que como dijo Max Weber, tubo una importancia capital, al romper con el poder papal y el esquema de valores que la religión católica representaba en ese momento.

La pregunta que toca ahora es: ¿Puede suponer la actual crisis de confianza del sistema financiero, una ruptura de carácter revolucionario en el sistema sociopolítico actual? La respuesta a mi entender es que no a corto plazo ya que a diferencia de las revoluciones francesa y rusa, en la que había un gran movimiento que luchaba por cambiar de forma radical el modelo de sociedad, hoy no hay un movimiento organizado ni numeroso que propugne un cambio de modelo, por lo cual no se dan las características necesarias para que se produzca ese cambio desde dentro y el modelo alternativo al occidental con más peso, que es el islámico, no cuenta con el potencial económico-militar necesario como para imponerlo por la fuerza.

Creo que la actual crisis de confianza, afecta en exclusiva al sistema financiero (que no es poco) y el capitalismo, tal y como hizo otras veces, como con la irrupción del comunismo como modelo alternativo (el capitalismo entonces atrajo a gran parte de la izquierda con la creación del estado de bienestar), sabrá adaptarse a las nuevas condiciones. La única duda, está en que si la crisis financiera arrastra a los sectores productivos y se produce un colapso del sistema, que pescador será capaz de pescar en esas agua revueltas.

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